dijous, 8 d’agost del 2013

DONDE CRECEN LAS FLORES





DONDE CRECEN LAS FLORES

No quiero pagar los platos rotos
de tus otras bodas griegas.
No quiero esconderme
detrás de tus prismas
roncos, sordos, bastos
porque te hayas encerrado
en tu jaula de oro.
Tus hombros pesan de
de tanta lluvia salada.
Entérate:
Ya estás limpia.
Lo sabes.
Reconócelo:
eres inteligente
para bromear  sobre tu suerte
entre castillos de arena derruidos.
Ríndete.

No quiero ser tu cura,
ni  quién gobierne  
las orillas de tu sonrisa.
Tampoco esclava de tus antojos.
Nunca creí en el “para siempre”.
Las argollas me estorban la calma.
Los corsés me agotan la paciencia.
Y es que no estoy hecha
para servir de barro ni arcilla.
En verdad…
no quiero que leas esto.
Quiero que lo sientas.
Que resuene en tus
paredes de hierro,
y que se te oxiden las penas.
Que la vida es muy corta
para falsas promesas;
para no decorar las tardes
dibujando con serpentinas de tinta
cada inflexión de tu risa.


Entiéndelo:
No busco nada.
No quiero encontrar
nada que tú misma
no me quieras entregar.
Sin más.
Sin menos.
Con todo lo que implica.
Sin nada que te asuste.
Que sabes que voy navegando
con la bandera pirata en alto.
A brújula descubierta.

Te cantaría sobre
miradas a quemarropa,
de las que levantan ascuas.
De ésas que magnetizan
atrapando planetas en otra galaxia.
Podría hablarte de muchas cosas
pero prefiero que nos pasen.
Te pido que me compartas,
a tu aire,
a tu tempo,
este baile improvisado
que las horas nos regalan.
De momento...
te haré un hueco...
allá donde no existe el tiempo,
allá donde crecen las flores.




20/7/13- 8/8/13

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