"A mí también pero a ti tan poco". Fotografía por Jennifer Rojo López.
Modelo, Ari Garrido.
"Ellos luchan por demostrar
que son los mejores escritores.
Yo solo intento probar
que mis musas son otras."
Elvira Sastre, recogido en el poemario Baluarte.
A MÍ TAMBIÉN PERO A TI TAN POCO
"Día Doce sin ti:
he conocido a alguien,
soy yo.
Voy a darme una oportunidad."
Mas no a ti por ser tú
te arroyó esa fuerza centrípeta
de los que se acaban de levantar del suelo.
A mí también me llovió el incendio.
Se me cayó el infierno encima
y con un golpe seco que resonó en la caverna
me enraicé en la verdad performativa de intentarlo,
siendo, tú y yo, el Triángulo de las Bermudas.
Es que (no) se pudo volar más alto.
Lo recordé:
lejos de estas fuentes que amaba
se condensó la dejadez de ser siempre el soporte
de relaciones que no se sostienen por ningún ángulo.
Demasiados vértices nos desinflaron, supongo.
Ahí está de lo que todo el mundo habla,
la elegancia del erizo.
Nos mire por donde nos mire
siempre llego a la misma conclusión:
solo te veía a ti conmigo.
O eso querían los impulsos profetas,
entrever el futuro.
Lo admito,
nunca fue tan bonito ver llover como contigo.
Todos los locos bailan en jaulas,
y la porción de cielo estrellado que les queda
es solo la opción de agarrarse
a una vida entera partida.
Más tarde, la luna menguante sonreirá para el público.
-Susurrará que quieres y puedes-.
Y yo, con la entrada en la mano,
recogeré los aplausos para condecorarme las razones
por las que me quedé hasta el final de la función.
Ahora lo entiendo,
tu retorno no se escribió en un guión,
por eso no lo vi venir.
Así, golpeaste la mesa reclamando tu sitio en la fábula,
y a mí, de repente, se me cayeron los dientes de leche
y quise morderte luego como se muerde el polvo,
con la incredulidad celeste,
-por la hostia que te das y la cantidad de estrellas que avistas-.
Puede que el fin fuera por fin salir fuera,
respirando el verbo en infinitivo,
y que en los versos bebieras más vida
que la que no te brindaron los viajes a Liliput.
No lo sé aún, así que sigo sintiendo.
Tal vez te olvidasen porque no entendieron el braille
como forma de elevarse sobre un mismo pedestal.
Sé -como todas las personas presentes-
que los ademanes ciegos y sordomudos dan más a entender
que cualquier palabra dicha a tempo di valse.
Y, sin embargo, no lo comprendo,
explícame eso de irte sin llegar,
de levantarme
-como tu haces ahora-
sin haberme caído en ti.
Quería asumirlo y por eso escribo.
Siempre yendo y viniendo de la sal
de un mar concreto.
Porque alguien dijo que con las palabras
se vive más allá de la muerte.
A mí también me ardió la lluvia,
a ti, en cambio,
tan poco...
Entonces lo supe:
Hay que leer.
Pero sobre todo
hay que entender
lo que se está leyendo.
Por eso no nos besamos,
ni me buscaste,
ni insistí,
creo.
4/2/14-19/9/14- 21-22-23/9/14
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